Cada 27 de junio se celebra el Día Internacional de las Personas Sordociegas.
Una fecha que no solo recuerda a quienes viven sin oír ni ver con claridad, sino que pone en el centro la dignidad, la lucha y la riqueza de una forma distinta de percibir el mundo.
No es casualidad que este día se conmemore el nacimiento de Helen Keller (1880-1968), la mujer sordociega que desafió su tiempo y se convirtió en activista, escritora y símbolo global de superación y derechos.
El bastón rojo y blanco: símbolo de sordoceguera
Quizá lo hayas visto alguna vez y no supieras su significado: el bastón blanco y rojo es el distintivo internacional de las personas sordociegas. Mientras el bastón blanco indica ceguera y el rojo se asocia a baja visión en algunos contextos, la combinación de ambos colores identifica específicamente a quienes tienen discapacidad visual y auditiva. Este bastón no solo sirve como herramienta de orientación y seguridad, sino también como señal de comunicación con el entorno, para que conductores, viandantes y profesionales sepan que esa persona no puede recibir información auditiva y visual de manera convencional y necesita apoyos adecuados.
¿Qué es la sordoceguera?
Aunque a menudo se confunde con la suma de la sordera y la ceguera, la sordoceguera es una discapacidad única.
No significa necesariamente carecer al 100% de vista y oído, sino tener una combinación de deficiencias visuales y auditivas que limitan seriamente la comunicación, la movilidad y el acceso a la información.
Esto se traduce en:
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Necesidad de métodos de comunicación táctiles (dactilológico en palma, lengua de signos táctil, braille).
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En ocasiones, requerir acompañamiento para desplazarse en entornos no conocidos.
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Vivir con menos estímulos sensoriales, pero con un mundo interior lleno de matices, memoria y percepción háptica.
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Helen Keller: más allá del mito
Muches conocemos su nombre, pero pocas personas saben quién fue realmente.
Helen Keller no solo aprendió a comunicarse gracias a su maestra Anne Sullivan, sino que se graduó en la universidad, escribió libros y se convirtió en una feminista socialista, pacifista y defensora radical de los derechos de las personas con discapacidad.
Su figura inspira, pero también invita a la reflexión: ¿cuántas personas sordociegas están hoy excluidas de la educación, la cultura, el trabajo o la vida social simplemente porque no se garantiza su acceso?
¿Cómo es vivir siendo una persona sordociega?
Cada experiencia es única, pero hay sentimientos comunes:
- Aislamiento social por barreras de comunicación.
- Dependencia de intérpretes y guías en contextos no adaptados.
- Dificultad para acceder a información básica o de ocio.
- Necesidad de contacto físico y táctil como principal canal de interacción.
- Gran riqueza interior, memoria sensorial y capacidad de orientación táctil.
Lo que para une oyente-vidente es un entorno normal, para una persona sordociega puede ser un laberinto sin referencias.
Y eso, sin apoyos adecuados, impacta directamente en la salud mental y emocional.
🏳️🌈 ¿Y la diversidad dentro de la sordoceguera?
Sí, existe. Y es inmensa.
No todas las personas sordociegas nacen así; algunas pierden audición y visión con los años.
No todas usan el mismo método comunicativo.
No todas tienen el mismo grado de resto visual o auditivo.
Y por supuesto, dentro de la comunidad sordociega también hay personas LGTBIQ+, racializadas, migrantes, neurodivergentes o con otras discapacidades asociadas.
Pero… ¿están siendo representadas? ¿Sus voces llegan a los espacios de militancia y visibilidad?
Perspectiva crítica: ¿romantizamos o ignoramos?
Aquí es donde toca incomodar.
Muchas veces, la sociedad cae en dos extremos:
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Romantizar: convertir a las personas sordociegas en héroes de superación, obviando la falta de derechos y apoyos que realmente necesitan.
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Ignorar: suponer que su vida es tan distinta que no tenemos nada que aprender ni compartir.
Ambos extremos deshumanizan. Porque las personas sordociegas no son solo ejemplos de lucha, son ciudadanas con derecho a ocio, sexo, errores, risas y aburrimiento como cualquiera.
¿Qué necesita la comunidad sordociega?
Aquí van algunas demandas esenciales:
✅ Reconocimiento legal y social
En muchos países, la sordoceguera no está reconocida como discapacidad única.
Sin ese estatus, no se garantiza el derecho a intérpretes guía o educadores especializados.
✅ Acceso a la información y la cultura
Subtitulados, audiodescripciones, materiales en braille o adaptados a lengua de signos táctil.
Sin accesibilidad, no hay participación.
✅ Más profesionales de apoyo
Guías-intérpretes formades y suficientes para cubrir la vida diaria, no solo trámites médicos o legales.
✅ Educación inclusiva
Desde la infancia, garantizar escuelas y recursos que permitan desarrollarse académica, social y emocionalmente.
Una vida con sentido (literal y figurado)
La sordoceguera no es un vacío de sentido.
Es otra forma de experimentar el mundo: a través del tacto, la vibración, la memoria espacial, el olor, la temperatura, la intuición.
Es un recordatorio de que no todo lo importante se ve o se oye.
Que el contacto, la piel, los gestos y la cercanía también construyen comunicación y afecto.
Conclusión: que no haya que “ver” ni “oír” para ser reconocide
El Día Internacional de las Personas Sordociegas no es solo para ellas.
Es para todes nosotres. Para preguntarnos:
- ¿Qué estamos haciendo para que puedan participar en la vida comunitaria?
- ¿Qué prejuicios tenemos sobre su capacidad de autonomía, trabajo o deseo?
- ¿Qué aprenderíamos si escucháramos (con las manos, con la mirada, con la presencia) su visión del mundo?
Quizá la verdadera discapacidad social sea nuestra falta de empatía y creatividad para incluir todas las formas de percepción.