El papel del aliadx en el activismo queer
Ser aliadx no es ponerse una camiseta con la bandera y subir un selfie el 28 de junio. Tampoco es gritar más que el resto en una manifestación que no habla de ti. Ser aliadx es un compromiso, no un disfraz.
Si formas parte del entorno cishetero pero sientes que quieres estar del lado correcto de la historia, bienvenida sea tu intención. Ahora bien, ¿cómo hacerlo sin caer en la apropiación? ¿Cómo acompañar sin quitar espacio? ¿Cómo apoyar sin convertir el apoyo en protagonismo?
¿Qué significa ser aliadx?
Ser aliadx de la comunidad LGTBIQ+ es, en esencia, usar tus privilegios para proteger, visibilizar y amplificar sin eclipsar. Significa posicionarte cuando toca, aprender cuando no sabes, y callar cuando el centro no te corresponde.
La idea no es convertirte en salvadore, sino en cómplice consciente. Que tu presencia se note más por tus actos que por tu volumen. Que no se trate de ti, aunque estés allí. Es algo que suena fácil, pero que cuesta cuando el ego quiere sumarse a la fiesta.
Señales de un buen aliadx
Aquí va una pequeña lista de señales que distinguen a lxs aliadxs que sí importan. No es una lista cerrada, ni infalible. Pero puede ayudarte a orientarte si tienes dudas.
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Escuchas más de lo que hablas. No buscas enseñar a la comunidad sobre su propia realidad.
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Te educas sin exigir que se te eduque. Lees, investigas, preguntas desde el respeto.
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Te posicionas incluso cuando no hay LGTBIQ+ delante. No solo cuando es “seguro”.
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No haces chistes a costa del colectivo. Ni siquiera “por confianza”.
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Revisas tus propias conductas. Aunque te incomode. Sobre todo si te incomoda.
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Reconoces que no eres el centro del movimiento. Aunque te duela el ego.
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Cedes espacios cuando no te tocan. Incluso si tienes más seguidores, más voz o más privilegios.
Lo que no es ser aliadx
A veces se confunde el apoyo con el espectáculo. Aquí van algunas cosas que no son ser aliadx, aunque a veces lo parezcan:
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Subir una foto con filtro arcoíris una vez al año y desaparecer el resto del tiempo.
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Corregir a personas LGTBIQ+ sobre sus vivencias.
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Hacer de la visibilidad queer un “tema de moda” sin implicación real.
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Usar el lenguaje inclusivo solo en redes, pero no en tu vida diaria.
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Invitar a una persona del colectivo a tu proyecto solo para “cumplir con la cuota”.
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Gritar “¡yo también soy diverso!” cuando no eres parte del colectivo.
La clave está en no utilizar el activismo como accesorio. No somos un complemento para tu discurso progresista.
¿Por qué se habla tanto de esto ahora?
Porque el mundo está cambiando, pero no siempre hacia adelante. A medida que ganamos visibilidad, también crecen los discursos de odio, las leyes represivas, los retrocesos. En ese contexto, la figura del aliadx cobra un valor vital.
Ya no basta con no ser homófobe o tránsfobe. Hay que ser activamente antidiscriminación. Porque el silencio es una forma de violencia. Y porque los derechos del colectivo no son una moda, son una necesidad.
Apoyar desde tu lugar
No hace falta ser influencer, activista ni experte para marcar la diferencia. A veces, los gestos más valiosos son los cotidianos:
- Nombrar correctamente a una persona trans en tu entorno.
- Defender a une compañere queer cuando no puede hacerlo por sí misme.
- Corregir a tu grupo de amigxs cuando hacen comentarios fuera de lugar.
- Visibilizar contenidos creados por personas del colectivo sin apropiarte.
- Preguntar desde el cariño, no desde la curiosidad morbosa.
- Poner el cuerpo en las manifestaciones, no solo los hashtags.
- Cada acción suma, y cada gesto honesto deja huella.
¿Y si me equivoco?
Te vas a equivocar. Seguro. Todes lo hacemos. Lo importante es cómo reaccionas cuando alguien te lo señala. ¿Te pones a la defensiva? ¿Te victimizas? ¿O lo escuchas y lo integras?
Ser aliadx es un proceso, no un título fijo. Es una práctica que se afina, se revisa y se mejora. Y si te importa de verdad, sabrás que no se trata de hacerlo perfecto, sino de hacerlo con humildad.
Una reflexión crítica (sí, también hace falta)
Ahora bien, tampoco es justo convertir a lxs aliadxs en héroes automáticos. A veces, el reconocimiento se reparte de forma desigual. Hay proyectos creados por personas cishetero en nombre del colectivo que reciben más atención y recursos que iniciativas lideradas desde dentro.
¿Está el activismo queer dependiendo demasiado de las alianzas? ¿Estamos reforzando sin querer estructuras de poder que ya nos excluyen?
No se trata de desconfiar de toda ayuda externa, pero sí de recordar que la centralidad del movimiento debe seguir en manos de quienes lo viven en la piel.
En resumen: cómo apoyar sin apropiarte
Podríamos resumir todo esto en una pequeña fórmula que no falla:
Presencia + respeto + humildad + compromiso = unx aliadx que sí importa.
Y si aún tienes dudas, puedes preguntarte esto:
“¿Estoy ayudando a que esta persona, este espacio, este movimiento, brille más… o me estoy aprovechando de su luz para iluminarme yo?”
