La madrugada trajo una sorpresa amarga a les vecines de Orlando. El paso de peatones con los colores del arcoíris, pintado en homenaje a las 49 víctimas de la masacre del club Pulse en 2016, apareció cubierto de negro. La orden, según medios estadounidenses, vino directamente de la administración de Donald Trump.
Un símbolo borrado en silencio
Ese paso de cebra, situado en Orange Avenue, no era un simple adorno urbano. Representaba duelo, memoria y resistencia de la comunidad LGTBIQ+. Para muches era un recordatorio vivo de que lo ocurrido en Pulse no debía repetirse ni olvidarse.
El alcalde de Orlando, Buddy Dyer, no tardó en reaccionar. En declaraciones en X, calificó la eliminación del arcoíris como un “acto político cruel”. Aseguró que no existía ningún argumento de seguridad que justificara cubrirlo, y denunció que la decisión se tomó de manera unilateral y sin debate público.
La “iniciativa de carreteras seguras”
La acción se enmarca en la campaña “Highways Safe Initiative”, impulsada por el Departamento de Transporte bajo mandato de Trump. Según el secretario de Transporte, Sean Duffy, los pasos de peatones con colores “no convencionales” pueden distraer a conductores y peatones. “El dinero de los contribuyentes debe destinarse a calles seguras, no a pancartas políticas”, declaró.
La medida no mencionaba expresamente los pasos arcoíris, pero terminó aplicándose a ellos. El resultado: la desaparición de un monumento conmemorativo que había sido aceptado y defendido por gran parte de la comunidad local.
The FLDOT paved over the rainbow crosswalk at the Pulse memorial last night.
This comes after state and federal directives ordered its removal.
LGBTQ+ people deserve representation everywhere, but especially when mourning the 2nd deadliest mass shooting in American history. pic.twitter.com/jl1NNlhVam
— Jack Petocz (@Jack_Petocz) August 21, 2025
Reacción ciudadana inmediata
La respuesta de les vecines fue rápida. Indignades, volvieron a pintar los colores sobre la franja negra pocas horas después. Para muches, se trató de una reafirmación: borrar los símbolos no borra la memoria ni la lucha.
El alcalde insistió en que el paso no solo mejoraba la seguridad vial, sino que era también una promesa de Orlando hacia las víctimas. “Nuestro compromiso con ellas sigue intacto”, subrayó.

¿Una cuestión de seguridad o de ideología?
El debate no es nuevo. ¿Se trata de una medida técnica para evitar accidentes o de un movimiento político con un trasfondo ideológico? Expertos en movilidad señalan que no existen estudios concluyentes que vinculen los colores del pavimento con un aumento de riesgo. En cambio, lo que sí es evidente es el impacto simbólico de estas acciones en una ciudad marcada por una tragedia que aún duele.
Last night, the DeSantis administration snuck in and tried to quietly erase the state-approved crosswalk to honor the 49 people murdered at Pulse Nightclub.
So this afternoon, the community showed up to do a little chalking.
I love you, Orlando. 🌈 pic.twitter.com/gDDCaFY7oC
— Brandon Wolf (@bjoewolf) August 22, 2025
Aunque la indignación es comprensible, no todxs comparten la misma visión. Algunas voces cuestionan si los pasos arcoíris deberían ocupar espacio en la vía pública cuando la normativa vial exige uniformidad. También hay quienes creen que la administración Biden o los gobiernos locales podrían haber actuado con más rapidez para proteger estos memoriales. La pregunta es inevitable: ¿estamos ante un problema de seguridad real o ante un pulso político que instrumentaliza la memoria de las víctimas?