El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha lanzado un nuevo aviso dirigido a los distritos escolares de California: quienes no acaten las directrices de su administración en materia de políticas transgénero podrían quedarse sin financiación federal.
Por ahora, ni la Casa Blanca ni el Departamento de Educación han aclarado cómo se aplicaría esa amenaza. El comentario apareció en redes sociales y ha generado dudas sobre su alcance real.
El trasfondo: financiación y control político
En Estados Unidos, la mayor parte de los recursos para la educación pública proviene de gobiernos locales y estatales. Sin embargo, el dinero federal representa una parte nada desdeñable, especialmente en programas de apoyo a estudiantes en situación de vulnerabilidad. La posibilidad de que Trump recorte esa financiación coloca a las escuelas en una posición de incertidumbre.
Más allá del debate económico, la advertencia se enmarca en un conflicto abierto entre la administración republicana y el estado de California, liderado por el gobernador demócrata Gavin Newsom. No es la primera vez que ambos chocan en torno a los derechos LGTBIQ+.
Un pulso legal por el deporte escolar
Hace apenas un mes, el Gobierno de Trump demandó a California por permitir que estudiantes trans compitan en equipos femeninos de secundaria. El Departamento de Justicia alegó que esa normativa vulnera el Título IX, la ley federal que protege contra la discriminación por sexo en el ámbito educativo.
En su argumentación, la administración sostuvo que estas políticas “degradan” a las niñas cisgénero al dar prioridad a lo que definen como una “identidad de género amorfa”. Según la demanda, las jóvenes estarían perdiendo podios, becas y reconocimiento por la presencia de atletas trans en las competiciones.
California, sin embargo, mantiene desde hace más de una década una ley que garantiza a estudiantes trans el derecho a integrarse en equipos deportivos y utilizar instalaciones de acuerdo con su identidad de género.
El caso que encendió la polémica
La chispa más reciente fue la victoria de una estudiante trans en un campeonato estatal de atletismo. Trump criticó abiertamente ese triunfo y lo usó como ejemplo de lo que, según él, es una injusticia hacia las atletas cisgénero. La Fiscal General Adjunta Harmeet Dhillon llegó incluso a acusar al organismo deportivo de violar la Constitución al permitir su participación.
El Departamento de Educación federal también ha abierto una investigación sobre las reglas de California. En julio, declaró que estas violan el Título IX y dio al estado un plazo de diez días para rectificar. Sacramento se negó.
Un debate que trasciende lo jurídico
Lo que está en juego va más allá de leyes y demandas. ¿Debe la identidad de género reconocerse plenamente en el ámbito deportivo? ¿Qué pasa con el derecho de las personas trans a competir en igualdad de condiciones? ¿Y cómo se conjuga eso con la percepción de justicia para otras atletas?
No hay respuestas fáciles. Lo que sí parece claro es que el pulso entre Trump y California no solo habla de deporte, sino de derechos, de reconocimiento y de qué tipo de sociedad quiere ser Estados Unidos en los próximos años.