Torremolinos, una ciudad conocida por su historia de apertura y su comunidad diversa, vive días tensos. En menos de 24 horas, tres personas del colectivo LGTBIQ+ han denunciado agresiones homófobas ocurridas en el barrio de La Nogalera, una zona emblemática del ambiente queer en la Costa del Sol.
La noche del sábado, José Manuel, visitante granadino, fue víctima de amenazas e insultos mientras caminaba hacia su hotel por el Pasaje Begoña. «Te vamos a matar, maricón de mierda, vete de aquí», denunció haber escuchado por parte de un grupo de jóvenes que, según su testimonio, ya habían tenido una actitud violenta la noche anterior.
Este episodio se suma a la paliza sufrida por dos jóvenes al grito de “¡Maricones!”, a escasos metros y pocas horas antes. En ambos casos, la Policía Nacional ha abierto investigación.
El miedo que no paraliza
José Manuel no calló. Aunque en un primer momento minimizó la agresión verbal, al enterarse de los hechos anteriores y vivir una amenaza directa, decidió acudir a la comisaría. “No voy a aceptarlo. Veo que hay mucha gente asustada, pero yo no me voy a callar”, aseguró. Su declaración subraya una realidad: el miedo sigue presente, pero cada vez más personas deciden enfrentarlo con valentía.
Una ciudad en alerta
La respuesta institucional no tardó. La alcaldesa de Torremolinos, Margarita del Cid, condenó públicamente los ataques y reafirmó el compromiso del Ayuntamiento con la libertad y la diversidad: “Torremolinos es una tierra de libertad, le pese a quien le pese”. Además, anunció nuevas medidas de coordinación con las fuerzas de seguridad y convocó una reunión de urgencia para reforzar la vigilancia en las zonas más frecuentadas por el colectivo.
Orgullo y respuesta colectiva
En la misma línea, asociaciones LGTBIQ+ locales organizaron una concentración urgente en la Plaza de La Nogalera. Bajo el lema “Trae tu orgullo. No nos quedemos callades”, el encuentro convocó a decenas de personas con silbatos, pancartas y un mensaje claro: ningún retroceso en nuestros derechos.
Por un Torremolinos libre de odio.
¿Una amenaza puntual o un síntoma de algo mayor?
Aunque las autoridades insisten en que se trata de hechos aislados, hay preguntas que siguen en el aire. ¿Está resurgiendo la violencia homófoba en espacios antes considerados seguros? ¿Es suficiente la respuesta institucional frente a estos ataques? Algunas voces dentro del propio colectivo se muestran escépticas. Señalan que, más allá de comunicados y promesas, la verdadera solución pasa por una vigilancia activa, educación en diversidad y un compromiso real por parte de toda la sociedad.
