Si Chueca es la pluma, Malasaña es la chupa de cuero. Es el barrio donde conviven el vermut con la purpurina, los bares de toda la vida con las galerías de arte escondidas, y la tapa con la performance. Aquí no hay una sola manera de ser, de vivir, ni de tapear. Malasaña es libre, vibrante y algo caótica. Y eso también se nota en sus bares.
¿Te apetece una ruta de tapeo queer-friendly por esta zona icónica de Madrid? Pues ponte tus gafas de sol aunque sea de noche, que te traemos 10 bares imprescindibles para tapear con actitud (y con hambre).
1. Pez Tortilla – Tortillas que se deshacen y croquetas que enamoran
📍Calle del Pez, 36
Tortillas cremosas, enormes y sabrosas. Y unas croquetas que parecen diseñadas por les dioses del comfort food. Siempre está lleno, sí. Pero la espera vale cada segundo. Bonus: buena carta de cervezas artesanas.
2. La Taberna de El Pescador – Tapas clásicas con alma
📍Calle del Espíritu Santo, 2
Aquí no hay florituras. Solo buen producto y tradición. Sus boquerones en vinagre, su ensaladilla o los huevos rotos saben a domingo en casa. Trato amable y un ambiente relajado para todes.
3. La Musa – Tapeo con fantasía en plato pequeño
📍Calle de Manuela Malasaña, 18
Uno de los locales más míticos del barrio. Tapas creativas, con mezclas de sabores muy bien pensadas. La mini hamburguesa de buey o los huevos con trufa son un clásico. Atención: siempre hay cola, pero merece la pena.
4. Casa Macareno – Vermut, modernidad y alma castiza
📍Calle de San Vicente Ferrer, 44
Un antiguo ultramarinos transformado en taberna con mucho estilo. Tapas que reinventan lo clásico sin perder la esencia. El salmorejo con helado de queso de cabra es para llorar de emoción.
5. Bar La Blanca Paloma – El bar que nunca falla
📍Calle del Espíritu Santo, 21
Bar castizo de los de toda la vida, con tapas sencillas pero sabrosas. Aquí no hay pretensiones: bravas, lacón, tortilla y alegría. Siempre hay alguien charlando en la barra, y eso ya es una invitación.
6. Ojalá – Tapas, brunch y un sótano de arena
📍Calle de San Andrés, 1
Si te va lo exótico, este es tu sitio. Fusión internacional en formato tapa, ambiente diverso y una decoración que parece salida de Pinterest. Ideal para tardes largas o primeras citas queer.
7. Café de la Luz – Más que café, tapas con encanto
📍Calle de Puebla, 8
Aunque es famoso por sus tartas, también tiene opciones de tapeo y brunch informal. Lugar acogedor, con sofás vintage, libros por las mesas y muchos rincones donde sentirse en casa.
8. Casa Julio – Donde las croquetas son religión
📍Calle de la Madera, 37
Un clásico del barrio. Las croquetas de cabrales, de espinacas o de morcilla están entre las mejores de Madrid. Es pequeño y suele llenarse rápido, pero forma parte del encanto.
9. Madklyn – Tapas modernas en clave queer
📍Calle del Espíritu Santo, 23
Ambiente joven y muy abierto, con decoración urbana y carta pensada para compartir. Pide los tacos, el hummus con remolacha o el pulled pork. Aquí siempre hay una playlist que acompaña.
10. La Bicicleta Café – Café, cañas y tapeo con pedaleo slow
📍Plaza de San Ildefonso, 9
Café de especialidad, decoración industrial y platos para picar con alma urbana. Tienen brunch, tostas, tapas informales y mucho queer energy. Ideal para sentarse a observar, escribir o ligar con mirada cómplice.
¿Es todo tan alternativo como parece?
Malasaña presume de libertad, pero a veces también cae en la trampa de la imagen: lo “alternativo” se vuelve marketing y lo inclusivo se queda en el cartel. Hay locales donde la estética queer no siempre va acompañada de una actitud verdaderamente respetuosa. Además, la gentrificación aprieta: cada año cierran bares históricos para abrir gastroespacios sin alma. ¿Cómo hacemos para que el tapeo siga siendo accesible, diverso y de verdad?
Tips para no perderte entre tapas y modernidad
- Haz tu ruta caminando: todo está cerca y el paseo lo vale.
- Comparte mesa si se tercia: es Malasaña, aquí se charla hasta con la pared.
- Evita las horas más locas (viernes 21:00–22:30, infierno asegurado).
- Pide recomendaciones, el personal suele tener buen rollo y ganas de hablar.
- Sé tú misme, aquí eso siempre suma.
Tapeo queer, pero con fundamento
Tapear en Malasaña es mucho más que probar platos ricos. Es sumergirse en un barrio que vive en constante transformación, donde la diversidad es bienvenida (aunque haya que seguir peleándola). Es un brindis a la cultura alternativa, a la memoria de barrio y a los nuevos comienzos. Así que ya sabes: sal con hambre, con curiosidad y con ganas de calle. Porque aquí, entre tapa y tapa, la revolución también se sirve en plato pequeño.
