En España, la igualdad LGTBI+ avanza en el terreno laboral, pero los datos sociales muestran un panorama menos alentador. Según un reciente análisis, el 61,8 % de los convenios colectivos firmados en 2025 ya incorporan cláusulas específicas para evitar la discriminación del colectivo, frente al 8,7 % de finales de 2024. Un salto significativo en apenas unos meses, impulsado por la normativa que obliga a las empresas con más de 50 empleados a contar con planes de igualdad LGTBI+.
Estos planes incluyen protocolos contra el acoso, acciones de sensibilización y medidas de inclusión para las personas trans. Su incumplimiento puede acarrear sanciones de hasta 225 000 €. Un avance que, sin duda, abre puertas a entornos laborales más seguros y respetuosos.
Sin embargo, en paralelo, las agresiones contra personas LGTBI+ se han multiplicado. En el último año, los incidentes físicos y verbales han pasado del 6,8 % al 16,25 % dentro del colectivo, lo que se traduce en más de 812 000 personas afectadas. A esto se suma que más de 1,2 millones han sufrido discriminación en el trabajo, en la vivienda o en el acceso a servicios. Y aún más preocupante: muchas víctimas no denuncian, por miedo o por desconfianza en las instituciones.
La paradoja es clara: mientras la ley avanza, la calle retrocede. La mejora requiere no solo normas, sino también educación, cultura y confianza en los mecanismos de denuncia. Formar a docentes, sanitarios y fuerzas de seguridad; dar visibilidad a referentes; reforzar líneas de ayuda como el 028; y garantizar espacios seguros siguen siendo tareas pendientes para consolidar un país verdaderamente igualitario.
Porque un artículo en Rainbow nunca puede cerrar sin una sonrisa:
“Si los convenios ya hablan de nosotros, que las calles también lo hagan… ¡pero con música, purpurina y abrazos, no con gritos ni empujones! Al fin y al cabo, la igualdad no debería ser una cláusula legal, sino una fiesta colectiva. Y como diría cualquier abuela queer: menos odio, más croquetas y más arcoíris en las plazas.”