Amor, música y libertad: así fue el único concierto en España de la diva mexicana, que convirtió su espectáculo en una fiesta colectiva para la comunidad LGTBIQ+
En plena semana del Orgullo y con todas las entradas agotadas, Gloria Trevi aterrizó en Madrid como un huracán. Era su única parada en España dentro de su gira europea, y vaya si la hizo valer.
Entre banderas arcoíris y corazones vibrando, Trevi ofreció un show de casi dos horas que combinó brillos, gritos, confesiones y mucho poder latino, dejando claro que sigue siendo un símbolo para toda la comunidad LGTBIQ+… y para cualquiera que haya amado con rabia, llorado con rabia, o bailado con rabia.


Un concierto con mensaje (y muchos tacones)
La artista mexicana abrió con Medusa —y sí, el título ya da pistas— en un arranque tan explosivo como sus tacones de vértigo. Desde ahí, todo fue en ascenso. Alternó clásicos como Con los ojos cerrados o Zapatos viejos con temas de su último álbum, El vuelo, lanzado en abril.
“En un tiempo donde se habla de guerra, odio y discriminación, aquí estamos miles de almas hablando de amor, de igualdad y de música”, dijo sobre el escenario.
La Trevi más íntima (y también la más desatada)
Entre canción y canción, Trevi no solo cambiaba de vestuario (hubo lentejuelas, cuero, gasas y hasta pelucas retro). También abría el alma: “¿Por qué aguantamos chingaderas de quien no lo merece? Porque tenemos miedo a la soledad”.
Luego vino El favor de la soledad, con una interpretación desgarradora que puso los pelos de punta. ¿Te hace pensar en alguien? Sí, a todes.
Y de repente… ¡Ábranse perras! Y ahí sí que no quedó nadie sentade. Gloria en modo diosa, diva, rockstar y pastora del caos. Una combinación que solo ella sabe manejar.

Nebulossa, ángeles y una ‘Zorra’ eurovisiva
Uno de los momentos más ovacionados fue cuando se unió al escenario Nebulossa, dúo español que puso patas arriba Eurovisión con Zorra. Juntes, Trevi y Nebulossa armaron una auténtica fiesta, gritando que “no ganaron… ¡vencieron!”.
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También hubo hueco para la ternura, como cuando dedicó Tu ángel de la guarda a sus hijos. Su hijo Ángel Gabriel incluso estaba entre el público. Un momento íntimo, suave y lleno de emoción.
Final noventero con filosofía capilar incluida
La parte final del show fue pura nostalgia con aires punk. Dr. Psiquiatra, El recuento de los daños y, cómo no, Suéltate el pelo, con una reflexión que suena a eslogan de vida: “El pelo suelto no es un peinado, es una filosofía”.
Y cuando parecía que todo había terminado, volvió vestida de plata para un bis que incluyó un guiño a ABBA (Dancing Queen, obvio) y el clásico que todes esperaban: Todos me miran.
Con la bandera LGTBIQ+ en alto y una sonrisa imparable, cerró una noche que fue mucho más que un concierto: fue una declaración de intenciones, de amor libre y de resistencia con brillo.
Gloria Trevi demostró que sigue siendo una fuerza escénica. Y que, con 57 años, no tiene miedo a ser vulnerable, política, polémica o ridículamente brillante. Una noche llena de gritos, lágrimas, lentejuelas… y mucho amor. Del bueno. Del combativo. Del que no pide permiso.