Durante años, el arte drag ha sido catalogado como simple espectáculo. Una performance exagerada, divertida y provocadora, sí, pero vista como entretenimiento sin más. Sin embargo, el drag siempre ha sido mucho más que lentejuelas y pestañas postizas. Es política, es educación, es resistencia.
Y hoy, más que nunca, merece ser entendido como un acto pedagógico que desafía normas, abre caminos y transforma conciencias.
¿Qué es exactamente el drag?
Aunque muchas personas lo relacionan solo con hombres que se visten de mujer para actuar, el drag es un arte mucho más amplio. Es una forma de jugar con el género, de llevarlo al límite, de desarmarlo y rearmarlo con humor, ironía, dolor o belleza.
Puede ser femenino, masculino, andrógino o algo que no tenga nombre. Puede ser danza, poesía, canto, lip-sync, teatro, maquillaje… o una mezcla de todo. Y, sobre todo, puede ser un espejo donde la sociedad se mire… y no siempre le guste lo que ve.
El drag como herramienta educativa
En los últimos años, hemos visto cómo el drag ha salido de los bares nocturnos para entrar en bibliotecas, escuelas, museos y centros comunitarios. No es casualidad. El drag tiene un enorme potencial pedagógico.
Aquí te dejamos algunas formas en las que el drag educa, cuestiona y construye:
🧠 1. Enseña sobre género de forma vivencial
Nada como ver a una persona drag rompiendo con los estereotipos para entender que el género no es algo fijo ni natural. Que se construye. Que se aprende. Que se puede desmontar. Y que no hay una única forma “correcta” de ser hombre, mujer o ninguna de las dos.
📚 2. Promueve la lectura y la imaginación
Las “Drag Queen Story Hour” o “Cuentacuentos Drag” se han popularizado en muchos países, generando espacios seguros donde les niñes escuchan cuentos diversos, ven representaciones no normativas y aprenden desde pequeñes a respetar lo diferente.
✊ 3. Reivindica la historia LGTBIQ+
Muchas drags recuperan figuras históricas olvidadas, hacen sátira política o denuncian injusticias actuales desde el escenario. Su discurso no es neutro: tiene memoria y tiene intención. Y eso también educa.
🎨 4. Estimula la creatividad y la autoexpresión
El drag también enseña que el cuerpo es un lienzo, y que no hay una sola manera de mostrarse al mundo. Fomenta la experimentación, la libertad artística y la conexión con lo que se siente más allá de lo que se espera.
Proyectos que ya están transformando
Algunas iniciativas han llevado esto a otro nivel. Aquí van algunos ejemplos que lo demuestran:
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Drag School (Barcelona): un taller dirigido a adolescentes donde, a través del drag, se exploran emociones, identidad y expresión corporal.
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La Venenolectura (Madrid): cuentacuentos drag en bibliotecas públicas que combinan humor, ternura y literatura infantil inclusiva.
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La Escuelita Marica (Chile): espacio autogestionado que utiliza el drag y el cabaret como formas de pedagogía popular y decolonial.
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Artivismo Drag en redes: muchas creadoras usan TikTok o Instagram no solo para entretener, sino para explicar conceptos de género, historia queer o salud mental.
Estos ejemplos nos recuerdan que el drag no es solo para “pasarlo bien”, sino también para aprender, compartir, sanar y luchar.
¿Por qué molesta tanto?
Quizás una de las claves del drag es su capacidad para incomodar. Y eso, en una sociedad conservadora, puede ser muy poderoso… o muy peligroso.
Cuando una persona drag aparece leyendo cuentos a niñes, hay quien grita “adoctrinamiento”. Cuando una drag ironiza sobre política o religión, se le acusa de ir demasiado lejos. Y sin embargo, ¿por qué tanta alarma por un poco de maquillaje y pelucas?
Porque el drag desestabiliza. Se burla de lo que parecía intocable. Juega con los símbolos de poder. Y lo hace desde la risa, que es una de las armas más subversivas que existen.
Lo que el drag despierta
Más allá del espectáculo, el drag despierta muchas cosas:
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Curiosidad en quienes nunca se atrevieron a jugar con su expresión de género.
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Identificación en jóvenes que por fin ven a alguien como elles en un escenario.
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Debate en familias, escuelas o barrios donde lo normativo parecía incuestionable.
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Arte, deseo, reflexión, memoria.
Todo eso es valioso. Todo eso es transformador. Todo eso es pedagogía.
⚠️ Una mirada crítica: ¿se está mercantilizando el drag?
Con el éxito de programas como RuPaul’s Drag Race, algunas voces del propio colectivo han señalado que el drag corre el riesgo de volverse producto. Que se privilegia la estética sobre el mensaje, que se invisibiliza a drags racializades, trans o no binarias, o que se perpetúan ciertos estereotipos del drag “comercial”.
No todo el drag es político, claro. Pero tampoco todo lo comercial es superficial. La clave está en no olvidar sus raíces: las del ballroom, los motines, la calle, la necesidad. El drag no nació en la tele. Nació como respuesta. Como grito. Como supervivencia.
¿Y ahora qué?
Si algo nos enseña el drag es que hay muchas formas de enseñar, de aprender y de ser. Que el arte puede ser herramienta, el cuerpo puede ser mensaje y la risa puede ser revolución.
¿Te atreves a mirar el mundo desde otro prisma?
¿Te atreves a desmontarte para volver a armarte con más pluma, más voz y más verdad?
Entonces, tal vez, tú también estás haciendo drag… aunque no lo sepas todavía.