Santiago Rivero no esquiva las preguntas. Ni los titulares vacíos, ni las amenazas homófobas, ni las contradicciones de hacer política en un sistema que muchas veces margina a quien disiente. Charlamos con él sobre visibilidad, alianzas reales, redes sociales, activismo y futuro. Una conversación con el corazón —y la mirada— puesta en quienes aún tienen miedo a ser visibles. Porque, como él mismo dice, lo normal es la diversidad.
Siento que vale la pena cada día, cada vez que veo que sigue existiendo el acoso escolar, o que hay una víctima de agresión, o que se perpetra un retroceso en nuestros derechos como en Madrid, siento que merece la pena alzar la voz y denunciar lo que está haciendo la derecha y una parte LGTBIfóbica de la sociedad que se cree con superioridad frente a nosotras y nosotros. El momento más duro fue cuando recibí las amenazas de muerte, pasé unas semanas duras con miedo al salir a la calle, pero no me hizo echarme atrás ni un momento y me dio al final más fuerza para seguir luchando.

Jamás he dudado. Yo creo que cuando sabes que lo que estás defendiendo es lo correcto, no hay problema en alzar la voz y hablar con contundencia, siempre con educación, pero con contundencia.
Yo creo que uno de los éxitos del activismo LGTBIQ+ es haber sabido transformar las reivindicaciones en derechos y en leyes. Aun así, hay un activismo que no es tan institucional y que es más alternativo que creo que sigue siendo muy necesario, tanto a nivel teórico como a nivel práctico. El cuestionamiento de la normatividad y de lo establecido es lo que nos hace avanzar, quizás no siempre tan rápido como queremos.
Evidentemente la homofobia atraviesa toda la sociedad, al igual que el racismo y el machismo. Las personas que estamos atravesadas por una discriminación, a veces, se nos obliga a demostrar el doble que valemos para desempeñar la labor que hacemos. Desde el PP me han dicho muchas veces que sólo hablo del tema LGTBIQ+, pero será que no me escuchan. He sido portavoz de Turismo y Deporte, de Educación, de Digitalización y ahora de Cultura, y he intentado hacer un trabajo intenso en todas las áreas. Lo que no vamos a hacer en mi partido es poner a hablar de los temas LGTBIQ+ a alguien que no lo sea cuando tenemos personas visibles, como hacen ellos, no sé si por vergüenza o por complejo.
Denunciando. Tenemos leyes y a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado cada vez más formados en diversidad. Por eso tenemos quehacer uso de nuestros derechos y denunciar a los violentos y a los intolerantes. Hay mucha infradenuncia en materia LGTBIQ+, y yo quiero animar a todas las personas que reciben amenazas o acoso a denunciar.
Mucha, yo solo pretendo aprovechar la posición de privilegio que tengo para visibilizar temas que antes hacía desde COGAM, pero que tenía menos repercusión. Me siento orgulloso y afortunado de que, como dices, personas jóvenes me nombren como referente. Pero no dejo de ser una persona normal y corriente, con los problemas de cualquier persona. No soy ni mejor ni peor por estar en política, ni tampoco ejemplo para nadie. Creo que las personas que estamos en política tenemos que ser auténticas y no convertirnos en algo que no somos. Yo sigo haciendo lo mismo que hacía antes de entrar de diputado: sigo saliendo de fiesta con mis amigos, tomándome café en los mismos bares de siempre o viajando prácticamente siempre en transporte público. No entiendo a quién, cuando entra en política, se convierte en una persona opaca y alejada de la realidad o que cambia sus hábitos, salvo los altos cargos que por tema de seguridad se ven obligados a hacerlo.
Las alianzas son fundamentales en la defensa de los derechos humanos. El colectivo LGTBIQ+ obtuvimos el matrimonio en 2005 gracias a la alianza con el feminismo, con los sindicatos, con los partidos políticos de izquierdas y con otros muchos sectores de la sociedad. Pero para tejer alianzas tiene que haber voluntad, y también tienes que estar dispuesto a ceder en algunas cuestiones. Tienes que ser dialogante y estar dispuesto a escuchar cosas que no te gustan. Y últimamente, en Madrid, parece que solo vale la posición de la presidenta, que no acepta que nadie le discuta ni le debata, y así nos va.


Creo que hay ocasión y tiempo para ambas. Evidentemente en un mundo de titulares o vídeos de menos de un minuto, tienes que saber meter mensajes potentes en esos formatos, porque la ultraderecha está fuerte ahí. Y luego, tienes también que hacer pedagogía y explicar las cosas, creo que deberíamos dedicarle más tiempo a buscar información real sobre las cosas que en el zasca, porque la desinformación está haciendo que mucha gente esté perdiendo la confianza en la democracia, sobre todo entre las personas jóvenes.
Ojalá dentro de 10 años no haga falta el activismo LGTBIQ+ porque estemos en un nivel de igualdad real en la que no se necesite, pero mucho me temo que si no corregimos la educación, y fomentamos el respeto a la diversidad, mucho me temo que vamos a seguir teniendo LGTBIfobia. Creo que el activismo tiene que adaptarse a los tiempos, pero es una consideración personal, respeto profundamente los procesos internos de las organizaciones y creo que tienen que ser ellas las que afronten este reto.
Yo soy de un pueblo pequeño de la sierra de Huelva, y es verdad que puede parecer que puede ser más complicado, sobre todo porque puedes verte más solo al haber menos personas LGTBIQ+. Pero hay que reconocer que muchos pueblos en España son muy respetuosos con las personas LGTBIQ+, organizan actos por el Orgullo y tienen programas para las personas del colectivo. Como por ejemplo en Lozoyuela, en la Sierra Norte de Madrid. Lo bueno de esta época es que a través de las redes sociales puedes encontrar a personas como tú, que te pueden ayudar en ese proceso (aunque también hay que tener mucho cuidado con las redes, sobre todo si eres menor). Así que les diría que si lo están pasando mal, que pasará y que cuando pasa, vives una vida maravillosa.
PREGUNTAS RAINBOW
Pedro Zerolo. Consiguió convencer a todo un país de que los derechos para las personas LGTBIQ+ nos haría mejor país y más digno.
Lo normal es la diversidad.
Cuando salí del armario plenamente y me quité muchos complejos y homofobia interiorizada que traía.
Como dice RuPaul, con la capacidad que tenemos de elegir a nuestra propia familia.
Santiago no habla desde la distancia, sino desde la experiencia. Su activismo no empezó en un escaño, sino en las calles, y eso se nota en cada respuesta: en su apuesta por las alianzas, en su defensa sin matices de los derechos LGTBIQ+ y en su manera de habitar la política sin renunciar a ser quien es. “Cuando pasa, vives una vida maravillosa”, nos dice, mirando de frente al futuro. Y ojalá, como él sueña, llegue un día en que ya no necesitemos este tipo de entrevistas para recordar que existimos. Pero mientras tanto, las seguiremos escribiendo.
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