sábado, julio 5, 2025

¿Qué son las familias homoparentales?

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Nuevas formas de familia, mismas ganas de amar

Cuando hablamos de familia, muchas veces pensamos en la imagen clásica: madre, padre, criaturas. Sin embargo, esa representación no abarca la diversidad real que ya existe en nuestras calles, escuelas, parques y hogares. Una de las configuraciones más visibles —y también más cuestionadas— es la de las familias homoparentales.

Pero, ¿qué son exactamente? ¿Qué desafíos enfrentan? ¿Y por qué todavía necesitamos hablar de ellas en 2025?

Definición clara: ¿qué significa “homoparentalidad”?

El término familia homoparental se refiere a aquellas unidades familiares en las que les hijes son criades por una pareja del mismo sexo. Es decir, dos madres o dos padres que asumen la parentalidad de forma conjunta, ya sea por adopción, reproducción asistida, gestación subrogada o modelos de coparentalidad.

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Aunque el término pueda parecer técnico, en realidad hace referencia a algo muy cotidiano: el deseo de formar una familia, de cuidar, educar y amar en igualdad de condiciones.

Tipos de familias homoparentales

La homoparentalidad puede tomar formas diversas. A continuación, algunos ejemplos:

  • Dos madres lesbianas que recurren a reproducción asistida y crían juntes a su hije.
  • Dos padres gais que adoptan o acceden a la gestación subrogada en países donde es legal.
  • Familias reconstituídas donde une de les progenitores se une a una nueva pareja del mismo sexo y crían en conjunto.
  • Coparentalidad entre personas LGTBIQ+, donde no hay una pareja romántica, pero sí un acuerdo consciente de crianza compartida.

Como ves, no hay una sola forma de ser familia. Y ahí está lo hermoso (y lo desafiante) de este tema.

¿Cómo es crecer en una familia homoparental?

La mayoría de estudios realizados en los últimos 20 años coinciden: les hijes de familias homoparentales no presentan diferencias significativas en su desarrollo emocional, académico ni social respecto a quienes crecen en familias heteroparentales. Lo que influye de verdad es el clima de amor, apoyo y seguridad que rodea a la infancia, no la orientación sexual de quienes crían.

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Además, muchas hijes que crecen en estos hogares desarrollan una fuerte empatía, pensamiento crítico y valores igualitarios desde edades tempranas. Saben que existen múltiples formas de amar, de ser, de habitar el mundo.

Retos legales y sociales

A pesar de los avances, las familias homoparentales siguen enfrentando barreras. En España, por ejemplo, el matrimonio igualitario es legal desde 2005, y con ello, la posibilidad de adopción conjunta. Sin embargo, aún hay lagunas legales que dificultan el pleno reconocimiento de ambos progenitores, especialmente en casos de reproducción asistida o maternidades no biológicas.

Y más allá del plano legal, está el social. Miradas incómodas en la consulta pediátrica. Formularios escolares que solo contemplan “padre” y “madre”. Comentarios ignorantes en cumpleaños. La realidad es que, aunque el reconocimiento formal existe, la normalización plena aún está en proceso.

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Una cuestión de derechos, no de ideología

A veces se presenta la existencia de estas familias como una “agenda” o un “experimento social”. Pero la verdad es mucho más simple: se trata de derechos. De proteger a les menores. De garantizar que sus familias sean respetadas y reconocidas.

Negar la homoparentalidad o invisibilizarla no evita que exista. Solo genera dolor, inseguridad jurídica y exclusión. Por eso, nombrarla es una forma de proteger. Hablar de ella es abrir caminos.

¿Qué puede hacer la sociedad?

No hace falta ser jurista ni activista para aportar a la visibilidad de estas familias. Hay gestos pequeños, pero importantes, que podemos hacer:

  • Usar lenguaje inclusivo en espacios educativos y laborales.
  • Corregir a quien desinforma o difunde prejuicios.
  • Apoyar libros, películas o contenidos donde se muestre esta diversidad familiar.
  • Acompañar desde el respeto si tienes cerca una familia homoparental.
  • Preguntarte: ¿mis acciones y palabras ayudan o excluyen?

Porque sí, el cambio empieza también en lo cotidiano. En cómo miramos. En cómo hablamos. En cómo educamos.

¿Y si no todo es tan claro?

Ahora bien, no todo es tan lineal. También existen tensiones dentro del movimiento LGTBIQ+ respecto a cómo se construye familia. Hay quienes cuestionan si replicar el modelo tradicional —aunque sea con dos mamás o dos papás— perpetúa estructuras conservadoras o excluyentes.

Además, en casos como la gestación subrogada, surgen debates éticos complejos. ¿Dónde queda el cuerpo de la mujer gestante? ¿Qué papel juega el privilegio económico? ¿Quién decide qué es familia?

Estas preguntas no tienen respuestas únicas. Pero ignorarlas tampoco ayuda. Pensar en ellas es parte del proceso de construir un futuro más justo, diverso y consciente.

Hacia una sociedad que abrace todas las formas de amar

En el fondo, hablar de familias homoparentales es hablar de amor. De compromiso. De vínculos reales. Y también de estructuras que, aunque avanzan, siguen necesitando revisión, coraje y reformas.

¿Estamos preparades como sociedad para dejar de hablar de “familias distintas” y simplemente hablar de familias? ¿Cuánto nos queda por desaprender para que les hijes de dos mamás o dos papás no tengan que explicar su vida en cada reunión de clase?

Quizá no tengamos todas las respuestas, pero sí tenemos claro algo: todas las familias merecen respeto, reconocimiento y derechos plenos. Y eso no debería ser negociable.

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Sofía L.G.
Sofía L.G.
No pido permiso: ocupo espacios. Soy hija de migrantes, bisexual y agitadora de conciencias. Lucho para que ninguna voz quede atrás. Mi referente de vida es Sylvia Rivera, y cada 28 de junio le rindo homenaje con una performance callejera. Dato curioso: Tengo una camiseta de Marsha P. Johnson que ya forma parte de mi ADN

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