Barcelona se llenó de luces, sevillanas, lunares… y también de reivindicación. Este 2025, la Feria de Abril no solo fue un espacio de tradición andaluza en tierras catalanas, sino también un escenario vibrante para la visibilidad y el encuentro LGTBIQ+. ¿La gran protagonista? La Movida, la caseta arcoíris que ha dado (mucho) que hablar.
Desde el primer día, “La Movida” atrajo a centenares de personas con su mezcla irresistible de fiesta, cultura queer y activismo. No era solo una carpa más con farolillos: era un punto de encuentro, un símbolo y, por qué no decirlo, también un soplo de aire fresco para una feria que durante años se había mostrado algo conservadora.
¿Qué es exactamente “La Movida”?
Es mucho más que una caseta. Impulsada por diferentes asociaciones LGTBIQ+ de Catalunya —como el Casal Lambda, Panteres Grogues y FLG—Familias LGTBI—, La Movida nació con la intención de celebrar la diversidad en un entorno festivo donde históricamente no siempre ha sido fácil mostrarse libremente.
Decorada con banderas arcoíris, guiños a la cultura drag y mensajes como “El amor también se baila”, la caseta se planteó como un espacio donde todes pudieran sentirse bienvenides, segures y representades. A diferencia de muchas casetas tradicionales, La Movida fue abierta y accesible para cualquier persona con ganas de disfrutar de una feria inclusiva.
Una caseta para todes, sin exclusiones
Una de las cosas que más llamó la atención fue su ambiente acogedor. Gente joven, personas mayores, familias diversas, turistas curiosos, vecines del barrio… Nadie se sentía fuera de lugar.
“Aquí no se pregunta a quién amas, sino qué canción quieres bailar”, decía con humor une de les organizadores.
Y es que, en medio del rebujito y las sevillanas, había también espacio para hablar de temas importantes: visibilidad, igualdad, memoria histórica, salud sexual… Todo con un enfoque festivo pero consciente. Porque sí, la feria también puede (y debe) ser un espacio para la diversidad.
Tradición y orgullo no están reñidos
La apuesta por una caseta LGTBIQ+ en un entorno tan tradicional como la Feria de Abril demuestra que lo cultural y lo queer pueden convivir —y enriquecerse mutuamente—. ¿Quién dijo que el flamenco no podía ser también un lenguaje de resistencia?
Aunque la programación concreta puede variar año a año, el espíritu de La Movida se mantiene: ofrecer un espacio festivo donde el arte, la música y la lucha por los derechos se den la mano.
Más allá de los tacones o la bata de cola, lo importante aquí es el mensaje: todos los cuerpos, todas las identidades, todas las formas de amar tienen un lugar en esta fiesta.
Visibilidad con sabor andaluz
Que una caseta LGTBIQ+ tenga un lugar visible y con apoyo institucional no es un gesto menor. Envía un mensaje claro: la diversidad es parte de la cultura, no algo que se celebra solo en el Orgullo o en espacios específicamente queer.
Además, La Movida se ha convertido en un punto de encuentro mediático y turístico. Las redes sociales se llenan de fotos con volantes, purpurina y banderas multicolor. ¿Postureo? Tal vez. ¿Visibilidad necesaria? También.
¿Y ahora qué?
El eco de La Movida seguirá resonando. Lo que empezó como una iniciativa puntual ha abierto la puerta a un nuevo modelo de fiesta popular, donde la diversidad no es una nota al pie, sino parte esencial del guion.
Quizás el año que viene haya más casetas inclusivas. O quizás no. Pero lo que es seguro es que esta edición ha marcado un antes y un después.
Y tú, ¿te animarías a vivir una feria donde el cante jondo se mezcla con voguing, y donde el “olé” también se grita con purpurina?