El compromiso político de la comunidad LGTBI+ no es casual, es una respuesta directa ante el riesgo. Así lo pone de manifiesto el informe Estado LGTBI+ 2025, presentado por la Federación Estatal LGTBI+ y elaborado con datos de la agencia 40dB., que evidencia cómo el colectivo acude a las urnas con determinación cuando percibe amenazas a sus derechos.
Según el estudio, el 81% de las personas LGTBI+ votó en las últimas elecciones europeas, frente a un 47% de participación en la población general. La brecha es clara. Y significativa.
“Estos datos demuestran que el colectivo LGTBI+ es uno de los grupos de población más conscientes de la necesidad de ver reconocidos sus derechos y de defenderlos y que pudo suponer el muro de contención frente a los movimientos ultras en las pasadas elecciones”, explicó María Rodríguez, responsable de Investigación, Formación y Calidad de la Federación.
El voto como herramienta de defensa
Los resultados del informe Estado LGTBI+ 2025 confirman una tendencia que va más allá de la simpatía ideológica: la mayoría del colectivo vota con intención clara de respaldar a quienes protegen sus derechos.
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Un 57,4% del colectivo vota a partidos progresistas, frente al 40% de la población general.
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Entre 2023 y 2025, la identificación ideológica con la izquierda creció del 38% al 45%.
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Casi un 10% de votantes LGTBI+ del PP en 2023 cambiarían hoy su voto hacia opciones progresistas.
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“Según la investigación, las personas LGTBI+, en su gran mayoría, están dispuestas a votar de manera decidida y consciente, especialmente cuando su igualdad está en juego”, subrayó Rodríguez.
El apoyo no es automático: exige resultados
Desde la Federación Estatal LGTBI+ insisten en que ese respaldo político tiene un precio: el cumplimiento real de los compromisos adquiridos por quienes piden su voto.
“En los últimos años, los ataques a nuestras realidades se han intensificado, las agresiones físicas y verbales han aumentado y los movimientos ultraconservadores siguen ganando terreno. Sin embargo, en los datos vemos que, cuando la violencia y el odio se sienten más cerca, el colectivo LGTBI+ refuerza su compromiso con aquellos que defienden la igualdad”, declaró David Armenteros, vicepresidente de la Federación.
“Este apoyo no es gratuito. Por eso, es fundamental que los partidos que reciben nuestra confianza actúen con firmeza y determinación. No basta con que incluyan sus compromisos con la diversidad LGTBI+ en sus discursos o programas electorales, ni con que nos prometan avances. Tienen que actuar, legislando y consolidando derechos”, añadió.
Entre sus principales reivindicaciones, destacan:
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La supervisión del Real Decreto que obliga a las empresas a garantizar la igualdad LGTBI+.
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La aprobación de un Pacto de Estado contra los discursos de odio.
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El desarrollo efectivo de la Ley LGTBI+ en ámbitos como Educación, Sanidad, Migraciones y derechos familiares.
¿Una comunidad monolítica?
A pesar de las tendencias generales, no todo es blanco o negro. ¿Hasta qué punto los partidos progresistas están cumpliendo con lo prometido? ¿Existe el riesgo de que el apoyo del colectivo sea utilizado como herramienta electoral sin resultados tangibles? Además, dentro del propio colectivo existen diferencias ideológicas, experiencias y prioridades que no siempre se reflejan en las cifras globales. La diversidad interna también merece espacio en el debate político.