En un momento en que el turismo masivo amenaza con diluir la identidad de los barrios históricos, la cadena hotelera Hesperia ha decidido ir a contracorriente. Con su renovada filosofía Hesperiencial, busca mucho más que alojar visitantes: pretende crear red, fer xarxa —como se dice en catalán—, y devolver a los barrios su sentido de comunidad.
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La reapertura del hotel Hesperia Barri Gòtic en Barcelona, el cuarto en sumarse a este concepto que arrancó en Sevilla, es una declaración de intenciones. Aquí, el turismo se convierte en excusa para redescubrir la historia, celebrar la cultura local y, sobre todo, revalorizar a las personas que hacen latir la ciudad cada día.
🧭 ¿Qué significa “Hesperiencial”?
No es solo una palabra bonita ni un eslogan de marketing. La propuesta Hesperiencial nace con seis pilares: localismos, innovación y alianzas, guías locales, clubes, eventos y happenings culturales.
La idea es clara: cada hotel debe ser un nodo vivo que se integra con el tejido del barrio y genera experiencias auténticas. En lugar de suplantar la identidad del entorno, la hace brillar.
En el caso del hotel del Barri Gòtic, esto se traduce en:
- Decoración que honra los materiales y formas del barrio.
- Rincones que evocan patios escondidos y pasadizos con historia.
- Espacios comunes pensados para conectar personas y proyectos.
🌀 Fer xarxa: tejer comunidad desde lo cotidiano
Uno de los conceptos más potentes de esta filosofía es fer xarxa: hacer red. Una idea que va más allá de las sinergias comerciales y toca lo humano.
¿Qué significa esto en la práctica?
Que Hesperia se esfuerza por colaborar con artesanos, artistas, marcas locales, creativos, gastrónomos, activistas y vecines.
Que quienes viven en el barrio no son solo espectadores, sino parte activa de la propuesta.
Y en tiempos donde la gentrificación expulsa a quien no encaja en la postal, esta apuesta por devolver valor al entorno es radicalmente política.
🎨 Jaume Tenes: arte para caminar despacio
Entre las voces que acompañaron la reapertura del hotel Hesperia Barri Gòtic, destaca la del artista Jaume Tenes, creador que entiende la ciudad como un organismo simbólico.
Tenes ha construido una obra donde la mirada se detiene en los detalles que muchas personas pasan por alto: el ritmo de una mirada, una frase que necesita no ser olvidada, o una filosofía de vida hecha pintura, combinado con colores que conectan directamente con las emociones.
En un barrio que invita a perderse sin mapa, su visión es un regalo. Una forma de recordarnos que caminar despacio también puede ser una forma de resistencia.
🍸 The Circle: coctelería con alma de poema
En la planta baja del hotel, oculto tras una discreta puerta, se esconde The Circle, un speakeasy que es puro misterio.
Pero su verdadero valor no está solo en su carta —inspirada en las poetas malditas y las calles del Gòtic—, sino en quién la sirve y cómo se cuenta.
The Circle está regentado por un equipo de barmaids que combinan coctelería y relato.
Cada trago se convierte en una historia, una evocación, un puente entre pasado y presente.
Aquí, las mujeres no solo están detrás de la barra: están en el centro del ritual. Y eso también es una forma de romper con lo establecido.
🔮 MIISTICO: esoterismo accesible para todes
Entre las experiencias hesperienciales, destaca la colaboración con MIISTICO, una plataforma que conecta profesionales del mundo esotérico con personas que buscan respuestas o guía.
Lejos del cliché, su enfoque es moderno, inclusivo y cercano. En el hotel, organizaron un taller de arcanos mayores, lectura de cartas y otras propuestas que invitan a reconectar con el misterio desde el respeto y la curiosidad.
En un mundo que prioriza lo rápido, lo digital y lo racional, dar espacio al esoterismo es reivindicar el derecho a sentir, intuir y parar.
✍️ Un tatuaje hecho con amor: el gesto de Ares
Aunque no está en el Gòtic, hubo un detalle que marcó la presentación del proyecto: la presencia de Ares, tatuadora de tatuajes hechos con amor.
Con su estilo tierno, simbólico y emocional, Ares lleva años construyendo una forma distinta de tatuar, donde el dibujo no solo decora, sino que sana, conecta y emociona.
En este evento, Ares no solo dejó tinta en la piel, sino un recuerdo imborrable para quienes vivieron el momento.
Una prueba de que lo pequeño también es transformador.
🎨 Botero en el Gòtic: arte monumental en clave de barrio
Pasear hoy por el Barri Gòtic es también encontrarse con la monumentalidad íntima de Fernando Botero, gracias a la exposición que actualmente acoge este enclave histórico. Lejos de los museos elitistas, las esculturas y obras del artista colombiano se integran en el ritmo cotidiano del barrio, invitando a detenerse, a observar sin prisa, a convivir con el arte desde lo cercano.
Botero, con su estilo inconfundible y su mirada tierna sobre los cuerpos no normativos, encaja de forma casi poética con la filosofía Hesperiencial: celebrar lo singular, lo humano, lo lleno de alma. Una experiencia que convierte cada paseo en el Gòtic en una visita a una galería viva.
❗Reflexión crítica: ¿puede un hotel evitar la gentrificación?
Es una pregunta difícil.
Los hoteles, por definición, transforman el entorno. Aportan riqueza, sí, pero también elevan precios, cambian dinámicas, expulsan a vecines.
¿Puede un proyecto como Hesperiencial revertir eso?
¿O simplemente suaviza los efectos con estética local y buena voluntad?
La diferencia, quizá, está en la honestidad del enfoque. Y en que, como en este caso, se prioricen las alianzas con quienes ya estaban allí.
Escuchar al barrio, no imponerle un nuevo relato. Esa es la clave.
Gracias a Lucía Arroyo, su directora, Hesperia Barri Gòtic puede presumir de preservar la esencia del lugar desde su amor incondicional y conexión con el barrio y la ciudad.
🧭 Conclusión: un modelo que suma sin restar
Hesperiencial es mucho más que un nuevo capítulo para la cadena Hesperia. Es una propuesta que entiende el turismo como oportunidad de encuentro, no como ocupación del espacio.
En tiempos de homogeneización, fer xarxa es un gesto valiente.
Y si, además, incluye arte local, espiritualidad, memoria, coctelería con discurso feminista y tatuajes con emoción, entonces sí: ahí está la experiencia que queremos vivir.