Cada 14 de julio se celebra el Día Internacional de las Personas No Binarias, una fecha que busca dar visibilidad a quienes no se identifican exclusivamente con el género masculino o femenino. En un mundo donde lo binario sigue marcando normas, costumbres e incluso leyes, hablar de identidades no binarias es abrir una puerta al respeto, la diversidad y el cuestionamiento profundo de cómo entendemos el género.
Pero… ¿qué significa realmente ser no binarie? ¿Es solo una etiqueta más o una revolución silenciosa que interpela al sistema entero?
¿Qué es una persona no binaria?
Aunque no hay una única definición cerrada —y eso ya dice mucho—, se considera persona no binaria a quien no se identifica del todo con el género masculino ni con el femenino. Algunas personas se sienten entre ambos, otras fuera de ese espectro, y hay quienes fluyen de uno a otro. No hay una única forma de ser no binarie, y eso es precisamente lo que lo hace tan rico y potente.
Importante: no se trata de una “moda” o “confusión”. La no binariedad ha existido en múltiples culturas a lo largo de la historia. Lo que cambia es el contexto social que ahora —con más o menos resistencia— empieza a ponerle nombre, cara y voz.
Un día para ser, para existir y para celebrar
El 14 de julio no es una fecha aleatoria. Se eligió en honor al nacimiento de Activist Micah, une de les primeres activistas visiblemente no binaries en plataformas digitales, quien ayudó a visibilizar esta identidad en espacios donde antes apenas se reconocía su existencia.
Hoy, este día representa mucho más que una celebración simbólica: es una llamada a la acción. A exigir derechos, a romper estereotipos, a dejar de ser invisibles. Porque existir fuera del binarismo sigue siendo, para muches, un acto de valentía cotidiana.
¿Por qué sigue siendo necesario este día?
Te sorprendería —o quizás no tanto— saber cuántas personas no binarias sufren exclusión, discriminación o simplemente indiferencia. En entornos laborales, en centros educativos, en consultas médicas, incluso en los propios formularios administrativos.
👉 ¿Cuál es tu género? Hombre. Mujer.
Y ya está.
Punto final.
La falta de reconocimiento legal es una de las grandes deudas que tienen muchos países —incluido España, aunque con algunos avances recientes— con las personas no binarias. Si no puedes marcar quién eres en un papel, ¿cómo puedes hacer valer tus derechos?
Avances y desafíos en España
La aprobación de la Ley Trans y LGTBI en 2023 supuso un paso importante, pero aún queda mucho camino por recorrer. Aunque se reconoce la autodeterminación de género, la realidad de las personas no binarias sigue sin estar plenamente protegida o reconocida en ámbitos clave.
Por ejemplo, el Registro Civil aún no contempla una tercera opción legal de género. Y en lo cotidiano, muchas veces se enfrentan a miradas de incredulidad, chistes fuera de lugar o silencios incómodos.
👉 Y aquí es donde todes podemos hacer algo. Escuchar, informarse, preguntar con respeto. Porque ser aliade no es solo colgar una bandera en junio.
Visibilidad y representación: mucho más que etiquetas
La representación importa. Muchísimo. Ver a personas no binarias en los medios, en la política, en la ciencia, en el arte… cambia las reglas del juego.
Cuando alguien joven —o no tan joven— ve a una persona que no encaja en los moldes tradicionales siendo feliz, libre y reconocida, algo se desbloquea dentro. Aparece la posibilidad de imaginar una vida sin renuncias.
Y sí, cada vez hay más referentes: cantantes como Sam Smith o artistas como Lachlan Watson. Pero aún queda mucho por hacer para que esas imágenes no sean excepciones, sino parte del paisaje cotidiano.
¿Y qué hay de les demás? Las tensiones dentro y fuera del colectivo
No todo es tan rosa como parece. También hay tensiones internas dentro del propio colectivo LGTBIQ+. Algunas personas, incluso dentro de la comunidad, no comprenden o no aceptan del todo la no binariedad. A veces se considera algo “menos serio”, “demasiado complejo” o simplemente “innecesario”.
Este rechazo no siempre es abierto, pero duele igual. Porque cuando esperas comprensión de tu propia comunidad y recibes silencio o juicio, la herida se siente más profunda.
Además, el reconocimiento institucional (por ejemplo, incluir la «X» en el DNI) también genera debates jurídicos, éticos y sociales que no siempre se abordan con el cuidado y profundidad que merecen.
Más allá del género: ¿y si no todo tuviera que tener una etiqueta?
Quizás la pregunta más incómoda de todas es: ¿Por qué necesitamos tanto categorizar a les demás?
Puede que no tengamos una respuesta clara. Pero quizás el verdadero reto esté en dejar espacio para el misterio, para la ambigüedad, para eso que no se define del todo pero que sigue siendo real, humano, legítimo.
¿Cómo podemos apoyar a las personas no binarias?
Aquí van algunas ideas prácticas que pueden marcar una diferencia real:
- Respeta los pronombres (aunque se te haga raro al principio).
- Escucha sin juzgar. A veces no entenderlo todo no impide apoyar.
- Revisa tu lenguaje: ¿usas el masculino genérico por costumbre?
- Infórmate. Hay libros, cuentas en redes, podcasts, artículos…
- Da espacio. A veces, el simple hecho de preguntar cómo quieren ser nombrades ya es un acto de reconocimiento.
Una mirada crítica: ¿Es suficiente un día?
Aquí viene la parte incómoda. Celebrar un día internacional está bien. Da visibilidad, impulsa campañas, genera conversación. Pero también puede volverse un gesto vacío si no va acompañado de acciones concretas, sostenidas y con voluntad de cambio real.
El riesgo es que este 14 de julio se convierta en otro día con hashtags, pero sin cambios profundos. Sin más espacios seguros. Sin más representación. Sin más leyes que reconozcan y protejan.
La visibilidad sin derechos no es suficiente.
Ser no binarie no es una moda, ni una rareza. Es una forma de existir, de sentir, de habitar el mundo desde un lugar distinto. No mejor ni peor. Simplemente distinto.
Y como sociedad, estamos en deuda. Con quienes se atreven a decir “soy”, aunque el mundo les diga lo contrario. Con quienes abren caminos para que otres puedan caminar con menos miedo.
Así que sí: celebremos este 14 de julio. Pero celebremos también cada acto cotidiano de resistencia, de ternura, de reivindicación. Porque la lucha por el reconocimiento de las personas no binarias no es de un día. Es de todos los días.