Más de cien figuras públicas han firmado una carta abierta para pedir al Gobierno de Estados Unidos que no recorte los fondos destinados a la prevención del suicidio entre jóvenes LGTBIQ+. La amenaza presupuestaria ha desatado una oleada de apoyo encabezada por The Trevor Project.
¿Qué está pasando con el 988 Suicide & Crisis Lifeline?
El 988 Suicide & Crisis Lifeline es un servicio de atención telefónica de emergencia que ofrece apoyo emocional y psicológico las 24 horas del día, todos los días de la semana. Desde su creación en 2022, ha sido una herramienta clave para miles de personas jóvenes en situación de crisis, especialmente dentro del colectivo LGTBIQ+.
Sin embargo, todo podría cambiar. Un borrador filtrado del presupuesto federal estadounidense para el año fiscal 2026 sugiere que el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) planea eliminar los 50 millones de dólares destinados específicamente a los servicios que este programa ofrece a personas LGTBIQ+.
La posible eliminación de estos fondos ha encendido las alarmas. No se trata solo de cifras: hablamos de un recurso que, según The Trevor Project, ha salvado vidas. Y que podría dejar de estar disponible cuando más se necesita.
Famosos que no se callan
La respuesta no se ha hecho esperar. Celebridades como Pedro Pascal, Ariana Grande, Dua Lipa, Christina Aguilera, Daniel Radcliffe, Jamie Lee Curtis y Troye Sivan, entre otres, han firmado una carta abierta exigiendo la protección de este presupuesto. Su mensaje es claro: “Se trata de personas, no de política”.
La carta también subraya lo que está en juego. “Estos recortes tendrán consecuencias devastadoras y potencialmente mortales para los jóvenes LGTB de todo el país”, alertan les firmantes. No es una advertencia menor. Según datos recientes, más de 1,8 millones de jóvenes LGTBIQ+ consideran seriamente el suicidio cada año en Estados Unidos, y al menos uno lo intenta cada 45 segundos.
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La urgencia de un sistema que escuche
Jaymes Black, director ejecutivo de The Trevor Project, ha agradecido públicamente el respaldo de las celebridades. Pero ha querido ir más allá: “Les jóvenes LGTBIQ+ navegan por un mundo que con demasiada frecuencia les dice que no pertenecen a él”. Y eso deja cicatrices, especialmente en la salud mental.
La petición pone sobre la mesa una pregunta incómoda: ¿qué responsabilidad tiene un gobierno cuando deja de financiar un servicio esencial para una población vulnerable? ¿Podemos hablar de neutralidad presupuestaria cuando las vidas en juego tienen nombre, rostro e historia?
¿Puede una carta cambiar el rumbo?
Las voces famosas pueden generar atención mediática, sí. Pero, ¿son suficientes para detener una política pública? Hay quienes señalan que esta clase de gestos, aunque necesarios, corren el riesgo de quedarse en lo simbólico si no se traducen en presión legislativa real. Además, la participación de artistas puede desviar el foco del verdadero problema: la falta de compromiso político con la salud mental y los derechos de la juventud LGTBIQ+. ¿Nos estamos dejando impresionar por los nombres y olvidando exigir resultados?