La ciudad condal lanza su candidatura para acoger el WorldPride 2030 y reforzar su papel como referente internacional en derechos y diversidad.
Barcelona ha decidido dar un paso firme y simbólico. Desde Washington D. C., y en pleno corazón político de Estados Unidos, la Generalitat de Catalunya y el Ayuntamiento de Barcelona han presentado la candidatura oficial de la ciudad para acoger el WorldPride en el año 2030. Una apuesta ambiciosa que busca visibilizar aún más a la comunidad LGTBIQ+ en un momento global de tensión y retroceso en algunos derechos.
¿Qué es el WorldPride?
El WorldPride es mucho más que una gran fiesta del Orgullo. Es un evento internacional organizado por InterPride desde el año 2000 que reúne a activistas, organizaciones y personas de todo el mundo para celebrar la diversidad y reivindicar los derechos del colectivo. Se ha celebrado ya en ciudades como Londres, Toronto, Madrid, Nueva York, Copenhague o Sídney. En 2025 será el turno de Ámsterdam y, en 2028, de Ciudad del Cabo. ¿Será Barcelona la elegida para 2030?
La decisión no es inmediata. El veredicto final se tomará en la asamblea general de InterPride que se celebrará en 2026. Mientras tanto, la candidatura catalana busca sumar apoyos y hacer ruido en positivo.
Una candidatura con respaldo institucional
La iniciativa ha sido impulsada por Pride Barcelona, perteneciente a la Cambra LGTBIQ+ Catalunya, y cuenta con el respaldo del Ministerio de Igualdad, la Generalitat y el consistorio barcelonés. Durante la presentación oficial, Barcelona no solo mostró su imagen en la capital estadounidense con carroza y punto informativo, sino que dejó claro su mensaje: la ciudad quiere ser un bastión frente a los discursos de odio.
Según el director general para la Igualdad real y efectiva de las personas LGTBI+, Julio del Valle, España es “un faro en derechos humanos”, compatible con el desarrollo económico, el turismo y la diversidad. Por su parte, Alberto Lacasta, desde la Generalitat, insistió en que organizar el WorldPride permite “expresar colectivamente los valores de respeto hacia todas las formas de ser y amar”.
¿Qué ganaría Barcelona con el WorldPride?
Ser la sede del WorldPride implica visibilidad, sin duda. Pero también economía, cultura y transformación social. Miles de personas de todos los rincones del mundo viajarían a la ciudad, se generarían eventos paralelos, conferencias, talleres, conciertos… Y, sobre todo, se abriría un gran altavoz para hablar de derechos humanos.
Desde el Ayuntamiento, Javier Rodríguez, comisionado para Derechos Humanos, lo resume así: “Ser sede del WorldPride en 2030 sería el impulso definitivo para consolidar nuestro papel como ciudad garante de derechos”.
Barcelona quiere más que un desfile: quiere liderar un movimiento. Su candidatura para el WorldPride 2030 representa una apuesta por los derechos, la inclusión y la visibilidad, pero también abre el debate sobre qué tipo de ciudad queremos construir juntas. ¿Estará preparada para el reto?