En un mundo que sigue empeñado en negarte, autocuidarte es una forma de resistencia. De sostenerte cuando todo alrededor parece empujar en otra dirección. De darte el espacio y el cariño que, muchas veces, ni siquiera sabes si te mereces.
Pero cuidado: porque incluso el autocuidado, si se convierte en una exigencia más, puede terminar haciendo daño.
Y es que en redes sociales, bajo colores pastel y frases inspiradoras, se ha colado una trampa silenciosa: el positivismo tóxico.
En este artículo hablamos de cómo practicar el autocuidado desde una perspectiva queer y realista, sin máscaras ni filtros, y con espacio para el descanso, la rabia y la duda.
🌈 Autocuidados queer: ¿qué significa realmente?
No hablamos solo de mascarillas, baños con sales o journaling (aunque todo eso también está bien).
El autocuidado, cuando lo miramos desde una óptica LGTBIQ+, es político. Es sobrevivir en un mundo hostil. Es crear redes. Es descansar sin culpa.
Es poder decir “hoy no puedo con todo” y que eso sea suficiente.
Para una persona queer, cuidarse es no tener que dar explicaciones todo el rato. Es encontrar una zona segura. Es poder hablar con otra persona sin sentir que tienes que traducirte o justificarte.
💢 ¿Qué es el positivismo tóxico (y por qué nos hace daño)?
Es esa tendencia a exigirnos estar bien todo el rato.
A pensar que si algo va mal, es porque no hemos sido lo bastante “positives”. A tapar emociones incómodas con frases vacías tipo “todo pasa por algo” o “si vibras alto, atraes lo bueno”.
Y sí, tener esperanza es importante. Pero no si eso implica negar el dolor real.
Porque las personas LGTBIQ+ vivimos microagresiones, discriminación, rechazo familiar, miedo en espacios públicos… No podemos ni debemos sonreír mientras se nos incendia el cuerpo por dentro.
🛠️ 5 prácticas de autocuidado queer real (que no invalidan tus emociones)
Aquí no venimos a darte “tips de bienestar” al estilo influencer.
Queremos compartir prácticas que sí cuidan de verdad, porque nacen del contexto y no del marketing.
1. Permitirte estar mal sin necesidad de arreglarte
A veces, lo más revolucionario que puedes hacer es quedarte en pijama todo el día. Sin culpa. Sin productividad. Solo dejar que el cuerpo respire y el alma se vacíe.
2. Elegir a quién contarle tu historia (y a quién no)
Cuidarte también es poner límites. No tienes que educar a todo el mundo. No tienes que “ser amable” con quien no te respeta.
El autocuidado es también preservarte del desgaste emocional.
3. Buscar comunidad (aunque sea virtual)
Una red de apoyo queer puede salvarte. A veces está en tu barrio, y a veces en Discord o en TikTok. Lo importante es que haya alguien con quien puedas ser tú sin traducciones.
4. Desconectar de las redes cuando agotan
Sí, incluso de las cuentas de “autoayuda”.
A veces el feed está lleno de mensajes bienintencionados que acaban siendo presión disfrazada. Desconectar también es cuidarte.
5. Nombrar tus emociones sin juicio
En vez de decir “estoy fatal”, prueba con “estoy triste”, “tengo miedo”, “me siento confundide”. Poner palabras es una forma de recuperar el control. No para solucionarlo, sino para habitarlo.
🧠 El autocuidado también es estructural
A veces se nos vende que, si no estamos bien, es porque “no nos cuidamos lo suficiente”.
Pero se olvida algo fundamental: cuidarse no siempre es accesible. No todo el mundo puede permitirse terapia, descanso, tiempo, silencio.
El autocuidado queer necesita también condiciones materiales: políticas públicas, seguridad, viviendas dignas, educación afectiva.
No es solo un acto individual. Es una necesidad colectiva. Y eso también hay que decirlo.
🔎 Reflexión crítica: ¿y si el autocuidado se ha convertido en una forma de control?
Aquí va la pregunta incómoda:
¿Estamos usando el autocuidado para de verdad sanar… o para seguir rindiendo?
En muchos casos, se ha transformado en una nueva exigencia. Un ritual de consumo. Una forma de rendir mejor, producir más, sonreír en redes.
Y eso no es cuidarse. Eso es maquillar el agotamiento con crema de lavanda.
El verdadero autocuidado queer debería permitirnos dejar de ser funcionales por un rato. Ser vulnerables. Caer y que nos sostengan.
💬 Cómo saber si tu autocuidado está funcionando (de verdad)
No lo sabrás por los likes, ni por lo bonita que quedó la foto del desayuno.
Lo sabrás si te sientes más conectade contigo misme. Si puedes respirar un poco más hondo. Si no sientes que estás fingiendo.
Algunas señales de autocuidado real:
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Tienes momentos de calma interna, aunque sean breves.
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Has dejado de sentir culpa por decir “no”.
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Te tratas con más ternura que hace un mes.
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No buscas validación externa tan a menudo.
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Te rodeas de personas que suman, no que drenan.
Y si no estás ahí, también está bien. Estás en el camino.
✨ Cuidarse sin rendir cuentas
El autocuidado queer no se ve igual en todas partes. Para algunes es bailar, para otres es dormir. Para une más, puede ser dejar de maquillarse. Para otre, ponerse tacones por primera vez.
No hay forma correcta. No hay checklist. Hay escucha.
Así que si hoy lo único que hiciste fue sobrevivir, eso también cuenta.
Y si mañana solo puedes regarte con una frase bonita, que sea esta:
“No tengo que sanar para merecer descanso. Merezco descanso para poder sanar.”