En pleno 2025, aún existen rincones del mundo donde amar libremente, ser quien se es o simplemente expresar el género con autenticidad puede costar la libertad… o incluso la vida. Mientras algunos países celebran la diversidad con orgullo, en otros, ser parte del colectivo LGTBIQ+ sigue siendo un delito. Sí, delito. Como si la identidad fuera un crimen.
Hoy te proponemos un viaje, pero no uno bonito. No hay playas paradisíacas ni ciudades arcoíris. Vamos a recorrer ese otro mapa, el que muchas veces ignoramos, donde la orientación sexual o identidad de género está criminalizada por ley.
¿Cuántos países castigan ser LGTBIQ+?
Actualmente, más de 60 países en el mundo mantienen leyes que criminalizan las relaciones entre personas del mismo sexo o las identidades trans y no binarias. Aunque ha habido avances tímidos en algunos territorios, otros han endurecido su legislación, como si el tiempo corriera hacia atrás.
En al menos 11 países, los actos homosexuales pueden ser castigados con la pena de muerte: Irán, Arabia Saudí, Mauritania, Afganistán, Yemen, Nigeria (en algunos estados), Somalia (en zonas controladas por Al-Shabaab), Pakistán, Brunéi, Catar y Emiratos Árabes Unidos.
En muchos de estos países, las leyes son herencia del colonialismo británico o están basadas en interpretaciones extremas de la ley islámica. Pero ojo, no todo se reduce a religión o historia. A veces es política pura, populismo disfrazado de moral.
Regiones especialmente hostiles
1. África Subsahariana
La región presenta un alto número de países con legislaciones antiLGTBIQ+. Uganda, por ejemplo, aprobó en 2023 una de las leyes más duras del planeta, que incluso penaliza con cadena perpetua “la homosexualidad agravada”. Nigeria, Tanzania y Ghana también criminalizan duramente las relaciones entre personas del mismo sexo.
2. Medio Oriente y Asia Central
Aquí se concentran muchas de las penas más severas. En Irán, las ejecuciones públicas por “delitos contra la moral” son tristemente frecuentes. En Afganistán, bajo el régimen talibán, las personas LGTBIQ+ no solo no tienen protección, sino que corren peligro real.
3. Caribe y América Central
Jamaica, Barbados, Guyana y otras islas mantienen leyes coloniales que castigan la homosexualidad con prisión. Aunque no siempre se aplican, su mera existencia perpetúa la violencia y la discriminación social.
4. Europa del Este y Rusia
Aunque técnicamente no está penalizado ser LGTBIQ+ en Rusia, la ley contra la “propaganda homosexual”, vigente desde 2013 y reforzada en 2022, criminaliza la mera visibilidad del colectivo. Ser trans o hacer activismo es, en la práctica, perseguido.
¿Qué significa realmente “criminalizar”?
No se trata solo de leyes. Se trata de la vida cotidiana. En muchos de estos países:
- No hay acceso a servicios de salud seguros para personas trans.
- Las agresiones y asesinatos quedan impunes.
- El activismo LGTBIQ+ es ilegal o está fuertemente reprimido.
- Se obliga a la comunidad a vivir en silencio, con miedo, en la sombra.
Imagina que tener una pareja del mismo género puede llevarte a prisión. Que subir una foto a Instagram te convierta en blanco de la policía. Que vivir tu identidad de género sea considerado “provocación”.
Pero también hay resistencias
A pesar del panorama sombrío, las personas LGTBIQ+ siguen existiendo, resistiendo y luchando en estos contextos. Hay activistas que trabajan en la clandestinidad, redes de apoyo que cruzan fronteras y personas que se niegan a esconderse, a pesar del riesgo.
En países como India, Botsuana o Angola, la despenalización de la homosexualidad en los últimos años muestra que el cambio es posible, aunque lento. En 2025, hay nuevos movimientos juveniles que están plantando cara en países donde antes era impensable.
¿Y si lo cuestionamos?
Ahora bien… ¿Qué pasa cuando Occidente, con su bandera de derechos humanos, señala a otros países mientras sigue sin garantizar protección real para su propia población LGTBIQ+? ¿Cuántas veces se ha usado la causa LGTBIQ+ como excusa para justificar políticas racistas o intervenciones exteriores? ¿Es posible exigir cambios sin caer en el colonialismo moral?
No es una pregunta con una respuesta fácil, pero vale la pena hacérsela. La defensa de derechos no puede convertirse en arma geopolítica.
¿Qué podemos hacer desde aquí?
Porque sí, aunque no vivamos en Irán ni en Uganda, esto también nos toca. No podemos mirar para otro lado. Las luchas de la comunidad LGTBIQ+ son globales, y la solidaridad no entiende de fronteras.
Algunas ideas:
- Apoya a organizaciones que trabajan en derechos LGTBIQ+ en contextos difíciles (OutRight, ILGA World, Human Dignity Trust…).
- Infórmate y difunde. Cuanto más sepamos, más difícil será invisibilizar la violencia.
- Presiona a tus gobiernos para que exijan respeto a los derechos humanos en sus relaciones diplomáticas.
- Y sobre todo: cuida tu entorno. Si tú sí puedes amar libremente, no lo des por sentado. Usa ese privilegio para tender puentes.
Ser LGTBIQ+ no debería ser un delito en ningún lugar del mundo. Y sin embargo, en 2025, lo sigue siendo en demasiados países. A veces, lo es por ley. Otras, por silencio. Pero mientras haya personas perseguidas por ser quienes son, la lucha no ha terminado.
No hay respuestas fáciles, ni soluciones mágicas. Pero sí hay algo claro: el amor, la identidad, la libertad, no deberían tener fronteras. Y mientras haya una sola persona a quien se le niegue, esta historia seguirá siendo urgente de contar.