En un movimiento que ha resonado con preocupación en toda Europa, Eslovaquia ha reformado su Constitución, implementando cambios que restringen derechos fundamentales para la comunidad LGTBIQ+. Esta enmienda no solo limita la adopción a parejas no heterosexuales, sino que también reduce la identidad de género a un binario estricto de “hombre-mujer” y exige el permiso parental expreso para la educación sexual. ¿Qué implicaciones tiene esto para le ciudadane eslovaco y para el futuro de los derechos en el continente?
La Soberanía Nacional en el Punto de Mira
Más allá de las implicaciones sociales, la reforma introduce un principio que podría redefinir la relación de Eslovaquia con la Unión Europea. La nueva normativa establece que, en asuntos culturales y éticos, la legislación nacional prevalecerá sobre las directrices de la UE y los tratados internacionales de derechos humanos. Esta decisión, impulsada por el gobierno de Robert Fico, tensa aún más los lazos con Bruselas y plantea interrogantes sobre la cohesión democrática dentro de la Unión. ¿Es posible mantener la unidad europea cuando un Estado miembro prioriza su legislación sobre los acuerdos comunes en materia de derechos humanos?
Un Debate que Trasciende Fronteras
El cambio constitucional fue aprobado con el mínimo de 90 votos, gracias al apoyo de diputades ajenos a la coalición gobernante. El primer ministro Fico defendió la medida como una “protección frente a experimentos liberales”, una narrativa que ya en 2024 había blindado el matrimonio exclusivamente heterosexual en la Constitución. Este discurso conservador no es nuevo, pero su materialización en la ley fundamental del país es un paso significativo.
La pregunta que nos queda es inevitable: ¿qué consecuencias tendrá esta medida para la ciudadanía que no encaja en el modelo de familia tradicional defendido por el Ejecutivo? Más allá de la letra de la ley, se abre un debate sobre el rumbo de Europa: ¿puede un Estado miembro limitar derechos reconocidos por el marco común sin poner en riesgo la cohesión democrática del continente? La respuesta a estas preguntas determinará no solo el futuro de Eslovaquia, sino también el de la propia Unión Europea.