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miércoles, agosto 27, 2025

Fallece José María Sánchez Silva, el primer mando militar abiertamente gay en España

📝 Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva de quien lo firma y no reflejan necesariamente la postura de Revista Rainbow. Asimismo, Revista Rainbow no se hace responsable del contenido de las imágenes o materiales gráficos aportados por les autores, colaboradores o colaboradoras.

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El teniente coronel José María Sánchez Silva ha muerto a los 74 años en una residencia militar de Guadarrama. Su nombre está escrito en la historia como el del primer mando castrense que, en septiembre del año 2000, decidió contar públicamente su homosexualidad. Lo hizo en la portada de la revista Zero y en una entrevista con El País. Aquel gesto, sencillo en apariencia pero revolucionario en su contexto, abrió una grieta en el muro de silencio que existía dentro del ejército español.

Una portada que cambió mentalidades

La imagen de Sánchez Silva en la revista Zero con el titular “El primer militar gay” supuso un antes y un después. Hasta entonces, la homosexualidad en las Fuerzas Armadas era un tema tabú, rodeado de prejuicios y discriminación. Su testimonio fue un acto de valentía civil que obligó a la institución militar —dirigida entonces por Federico Trillo, ministro de Defensa del PP— a mirarse en el espejo.

Esa decisión no surgió de la nada. Según contó Mili Hernández, fundadora de la librería Berkana en Chueca, fue él mismo quien se acercó a contar su historia, convencido de que había llegado el momento de dar un paso al frente. “Para la comunidad LGTBIQ+, para la política, para lo que pasó después, esta es la portada más importante que ha tenido una revista en décadas”, recordó Hernández en el documental Zero, la revista que sacó del armario a un país (2023).

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El precio de la visibilidad

La salida del armario de Sánchez Silva tuvo un enorme impacto mediático, pero también un coste personal. Él mismo reconocía que, aunque existían agresiones homófobas directas, lo habitual era que la discriminación se presentara disfrazada de normas aparentemente neutras. Tras la entrevista, sufrió amenazas, insultos y hasta tuvo que llevar a juicio a un compañero por injurias en 2003. La justicia no estuvo de su lado y acabó solicitando la reserva voluntaria.

Años después, resumió su experiencia con una frase que sigue resonando: “Si alguien me ha odiado, que sepa, desde ahora mismo, que no ha conseguido que el odio sea recíproco”.

Una vida discreta tras la tormenta

Tras dejar el ejército, su vida se volvió mucho más tranquila. Entre Chamberí y Chueca, repartía sus días entre lecturas en Berkana, comidas en El Yate o cafés en el desaparecido Figueroa. Nunca guardó ni uniforme ni medallas; lo único que conservaba era la convicción de haber hecho lo correcto. Murió pidiendo que sus cenizas descansaran junto a las de sus padres, en Cabo Enderrocat (Mallorca), y con un funeral en una iglesia castrense, pese a haber apostatado años antes.

Reconocimiento pendiente

Aunque su gesto abrió puertas que hoy permiten a muches militares vivir su orientación sexual con mayor libertad, Sánchez Silva se quejaba de que la comunidad LGTBIQ+ y el asociacionismo apenas habían valorado su aportación en vida. Quizás ahora, tras su muerte, sea el momento de reconocerle el lugar que le corresponde en la historia de los derechos de nuestro colectivo.

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Sin embargo, cabe preguntarse: ¿por qué figuras pioneras como Sánchez Silva no recibieron en vida el respaldo que merecían? ¿Fue el miedo al estigma, la incomodidad de recordar tiempos más oscuros o la falta de memoria colectiva? La invisibilidad de referentes dentro de la propia comunidad muestra un reto aún pendiente: no basta con conquistar derechos, también hay que cuidar y reconocer a quienes arriesgaron su vida profesional y personal para abrir camino.

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Julian L.
Julian L.https://revistarainbow.com
Soy periodista porque creo que las noticias deben abrazar a quien nunca tuvo voz. Vivo entre titulares, manifestaciones y cafés compartidos. Me inspiro en Pedro Lemebel, y sueño con haberle entrevistado en otra vida. Mi pluma intenta contar el mundo como podría ser, no solo como es. Dato curioso: Mi récord personal son 12 cafés en un solo día cubriendo el Orgullo… y aquí sigo, vivito y coleando.

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