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martes, septiembre 23, 2025

23 de septiembre: Día de la Visibilidad Bisexual

📝 Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva de quien lo firma y no reflejan necesariamente la postura de Revista Rainbow. Asimismo, Revista Rainbow no se hace responsable del contenido de las imágenes o materiales gráficos aportados por les autores, colaboradores o colaboradoras.

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Una identidad tan real como silenciada

Cada 23 de septiembre se celebra el Día de la Visibilidad Bisexual, una jornada que busca poner foco en una de las identidades más incomprendidas —y a menudo invisibilizadas— dentro del colectivo LGTBIQ+. Porque sí, las personas bisexuales existen. Y no, no están confundidas, ni buscan llamar la atención, ni están “de paso” hacia otra orientación.

Pero, a pesar de formar parte del paraguas queer desde siempre, la bifobia —interna y externa— sigue muy presente. Por eso esta fecha no es un simple símbolo: es una herramienta urgente de representación, reivindicación y reconocimiento.

¿Qué significa ser bisexual?

Aunque hay muchas formas de entenderlo, en términos generales, la bisexualidad hace referencia a la atracción hacia más de un género. Eso puede incluir hombres, mujeres y/o personas no binarias, en distintas intensidades o momentos de la vida. No hay una única forma de vivir la bisexualidad, y eso es precisamente parte de su riqueza.

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Pero también es, para muches, una fuente constante de dudas. Porque vivimos en un mundo binario que nos empuja a elegir, a encajar, a definirse de forma cerrada. Y la bisexualidad, por definición, rompe esos moldes.

¿Por qué se celebra un día específico para la visibilidad bi?

La razón es simple: las personas bisexuales siguen estando invisibles incluso dentro del propio colectivo LGTBIQ+. En medios, en política, en espacios activistas, incluso en celebraciones del Orgullo, es común ver que la “B” queda diluida entre la G y la T. Y no es que no estemos. Es que a veces cuesta que nos vean.

Muchas veces, la bisexualidad es invalidada con frases como:

  • “Eso es solo una fase.”
  • “Lo haces para llamar la atención.”
  • “Seguro que en el fondo eres gay o hetero.”
  • “No puedes ser bisexual si estás en una relación estable.”

Todo eso, además de falso, refuerza el estigma y puede generar mucho malestar, confusión e incluso miedo a mostrarse tal como une es.

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La bifobia: la cara oculta del prejuicio

La bifobia puede venir de todas partes. De entornos heteronormativos, que la ven como algo exótico o hipersexualizado. Pero también dentro del propio colectivo, donde muchas veces se duda de la “validez” de las personas bisexuales, sobre todo si no encajan en lo que se espera de una identidad queer.

Esto puede traducirse en:

  • Invisibilización en espacios activistas.
  • Fetichización en relaciones.
  • Rechazo en el entorno familiar o laboral.
  • Dificultad para construir redes de apoyo reales.

Y ojo: la bifobia no es solo un tema emocional. Estudios han demostrado que las personas bisexuales tienen mayores índices de ansiedad, depresión y suicidio que otras personas LGTBIQ+. La invisibilidad no solo duele, también afecta a la salud mental.

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¿Qué puedes hacer para apoyar la visibilidad bisexual?

No hace falta ser bisexual para defender la causa. Hay gestos cotidianos que pueden marcar la diferencia:

  • Escucha sin juzgar. Cada historia es única.
  • Cuestiona tus propios prejuicios. ¿De verdad crees que una persona bi tiene que “decidirse”?
  • Incluye la B cuando hables del colectivo. No es un detalle menor.
  • Reivindica su presencia en espacios activistas, culturales, educativos.
  • Comparte contenidos que den voz a personas bisexuales.

Y sobre todo: cree a las personas cuando te dicen quiénes son.

La bisexualidad no tiene una sola cara

Una de las grandes riquezas de la bisexualidad es que no hay una única forma de vivirla. Algunas personas tienen relaciones con personas de distintos géneros a lo largo del tiempo. Otras, solo han estado con un género, pero su atracción no desaparece. También hay quienes se definen como bi, pan, queer o simplemente “no hetero”.

El problema es que muchas veces se exige “prueba” o “currículum” para validar una identidad. Como si necesitaras demostrar que has estado con X número de personas de cada género para que te crean. Y no, no funciona así. La identidad es algo interno, personal, y nadie debería tener que justificarse.

Un espacio para la duda… y también para la crítica

Aunque el Día de la Visibilidad Bisexual es fundamental, no todo el mundo está de acuerdo en cómo se representa o se comunica esta fecha. Algunas personas consideran que se reproduce una imagen superficial o demasiado homogénea, centrada en personas jóvenes, blancas, cis y normativas.

También hay quien critica que, al buscar la aceptación, se deja fuera a quienes no encajan del todo: personas racializadas, mayores, personas con discapacidad, personas no binarias o neurodivergentes que también se identifican como bi, pero no tienen visibilidad.

¿Estamos haciendo lo suficiente para incluir todas las voces? ¿Estamos escuchando con atención a quienes más lo necesitan?

La visibilidad como herramienta de cambio

Ver a alguien como tú en una serie, en una charla, en una portada… puede parecer algo pequeño. Pero tiene un impacto inmenso. La visibilidad no solo valida experiencias, también abre puertas, crea referentes, rompe estigmas.

Por eso el 23 de septiembre es mucho más que una efeméride. Es una oportunidad para recordarnos que no estamos soles, que no somos rarezas, que nuestra existencia no necesita aprobación.

Y también es un recordatorio de que la lucha por los derechos LGTBIQ+ no puede olvidarse de nadie. La B no es una letra decorativa. Es parte fundamental del movimiento, de la historia y del presente.

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Javier Kiniro
Javier Kiniro
Desde pequeño supe que las palabras podían construir refugios. Soy escritor, asesor de imagen, creador de mundos y soñador profesional. En Rainbow, convierto cada proyecto en una declaración de amor a la diversidad, la interseccionalidad y la belleza real. Mi gran referente es Pedro Lemebel, porque aprendí que la ternura también puede ser una forma de revolución. Dato curioso: Soy capaz de detectar un error de maquetación a diez metros… pero no sé hacer un café decente.

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