Cada año, cuando llega el 28 de junio, vemos los mismos titulares:
“Día para respetar que cada uno ame a quien quiera”.
Y sí, suena bonito. Pero se queda corto. Muy corto.
Porque la lucha del Orgullo no nació solo por el derecho a amar. Nació por el derecho a existir, a ser, a expresarse sin miedo. A ocupar el mundo con todas las formas posibles de cuerpo, género, deseo y vida.
🌈 Más que amor: dignidad, libertad y existencia
Reducir la conmemoración del 28J a un simple “deja que cada quien ame a quien quiera” es blanquear la historia. Es olvidar que hubo personas trans, racializadas, migrantes y trabajadoras sexuales que pelearon en Stonewall no solo para besar a alguien en público, sino para no ser asesinadas, encarceladas o expulsadas de su casa por ser quienes eran.
El Orgullo no es solo un canto al amor. Es un grito de existencia.
🧠 El derecho a ser
¿Qué significa realmente el derecho a ser?
- Poder salir a la calle sin miedo a insultos o agresiones.
- Vestir como quieras sin que te llamen “provocadorx”.
- Cambiar tu nombre, tu cuerpo o no hacerlo, tu pronombre y que el mundo lo respete.
- No encajar en ninguna etiqueta si no quieres.
- Decidir cómo amar, con quién y si quieres amar o no.
Porque no se trata solo de que respeten a quien amas. Se trata de que respeten tu existencia completa.
💬 Ningún individualismo puede decidir cómo debemos ser
Vivimos en una sociedad que nos vende libertad, pero al mismo tiempo nos exige encajar en moldes.
Que nos dice “sé tú mismo” pero si lo haces demasiado, te señala.
Que celebra el Orgullo sin banderas y prohíbe la educación afectivo-sexual en colegios u obliga a que estos temas lo hablen médicos, patologizando así la diversidad de género y sexual.
Por eso es importante recordar: ningún individualismo, partido político o discurso neoliberal puede apropiarse de la libertad y decirnos cómo debemos amar, vestir o vivir.
La libertad no es elegir entre A o B dentro de lo permitido. La libertad es crear tu propia letra si quieres.
✊🏼 La lucha colectiva: donde termina tu libertad y comienza la de otre
A veces se usa la idea de libertad individual para justificar discursos de odio.
“Yo opino lo que quiero”, dicen.
Pero la libertad de expresión no puede usarse para pisotear la existencia de otres.
La libertad de una persona, comunidad o cultura acaba donde comienza la dignidad de otra.
Por eso, ningún partido político debería poder decidir quién merece derechos y quién no.
Nadie puede apropiarse de la palabra libertad y manejarla como arma para excluir.
🔎 Perspectiva crítica: ¿estamos olvidando la raíz política del Orgullo?
Sí. Muchos espacios han convertido el 28 de junio en un festival de consumo.
El pinkwashing de marcas, las carrozas patrocinadas, la estética sin discurso.
Y aunque la celebración es parte de la resistencia, si olvidamos la raíz política, corremos el riesgo de convertir el Orgullo en un desfile inofensivo.
Un desfile que no incomoda, no cuestiona, no transforma.
¿Estamos dispuestes a recuperar su fuerza incómoda?
📝 No es (solo) personal, es político
Porque cuando hablamos de ser quienes somos, no hablamos solo de decisiones personales. Hablamos de leyes, políticas públicas, acceso a la sanidad, educación, vivienda, trabajo, seguridad.
Hablamos de que ningún discurso de odio vuelva a arrebatarle la vida a una persona.
De que ningún adolescente queer vuelva a quitarse la vida por no encontrar su lugar.
❤️ Que nadie decida por ti cómo debes ser
Este 28 de junio, más allá de los colores y los lemas, recordemos esto:
El Orgullo no es un permiso para amar. Es un derecho a existir.
No es una invitación a encajar. Es un recordatorio de que no tienes que hacerlo.
Porque la lucha sigue mientras haya un solo cuerpo castigado por su forma, un solo género negado, un solo deseo censurado, una sola persona obligada a esconderse para sobrevivir.
